A diferencia de los demás países de América Latina, especialmente de Suramérica, en los que la Crisis de los proyectos neoliberales provocó una nueva configuración del mapa político de la región con la instalación de un amplio espectro de gobiernos que han sido caracterizados de izquierda o de centroizquierda, el caso colombiano se muestra excepcional. Allí se ha asistido a una profundización de los rasgos autoritarios del régimen político, con el proyecto político de la "seguridad democrática" que encarna el reelecto presidente Alvaro Uribe Vélez, a una intensificación de la guerra contrainsurgente mediante una estrategia de creciente intervención imperialista norte-americana, y a una (aparente) consolidación del proyecto económico del neoliberalismo, con el impulso de las "reformas estructurales" de "segunda generación"; todo ello, al tiempo que —con el proyecto político paramilitar, en proceso de institucionalización— se despliegan los componentes criminales del capitalismo y una organización mafiosa de la sociedad.