Los hechos acaecidos en los últimos meses en la economía capitalista han centrado nuevamente la atención internacional en el comportamiento y las perspectivas de la economía estadounidense. La locomotora que tira a todo el mundo capitalista parece tomar los rumbos de la inestabilidad y la incertidumbre propios de las situaciones próximas a crisis agudas y profundas.
Son varias las razones que sustentan esta aseveración. En primer lugar, se observa una desaceleración del crecimiento industrial que ha hecho pensar a los analistas en un acercamiento al fin de la fase expansiva del ciclo económico. La producción agrícola muestra, además, evidentes signos de crisis. En segundo lugar, se mantienen los déficits fiscal y comercial, adquiriendo las características de problemas estructurales. En tercer lugar hay manifestaciones de crisis en el mercado financiero, las cuales ante la inestabilidad en el comportamiento del dólar y la tasa de interés inciden sobre los precios de las acciones, los cuasidineros, el "capital de riesgo" y la misma deuda externa del denominado tercer mundo.