En el tiempo transcurrido entre el ataque de fuerzas combinadas del ejército y la fuerza aérea al campamento del Estado Mayor de las FARC en La Uribe el 9 de diciembre de 1990 y el primer contacto de las delegaciones de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y el gobierno nacional en Cravo Norte, se desarrolló una controvertida modalidad de la lucha guerrillera no conocida en el país en cuanto su dimensión y cobertura: el sabotaje económico.
En efecto, de las tradicionales acciones propias de la táctica de la "guerra de guerrillas", la CGSB transitó hacia una forma de lucha que parece haber mostrado efectos favorables desde la perspectiva del propósito pretendido: forzar al gobierno nacional a la negociación y al diálogo y presionarlo en la búsqueda de la solución política al conflicto armado. El sabotaje económico como recurso para la negociación habría de señalar que existen caminos distintos a los recorridos en los campamentos de los hoy desmovilizados grupos guerrilleros del M19, el sector mayoritario del EPL, el PRT y el Quintín Lame.
En efecto, de las tradicionales acciones propias de la táctica de la "guerra de guerrillas", la CGSB transitó hacia una forma de lucha que parece haber mostrado efectos favorables desde la perspectiva del propósito pretendido: forzar al gobierno nacional a la negociación y al diálogo y presionarlo en la búsqueda de la solución política al conflicto armado. El sabotaje económico como recurso para la negociación habría de señalar que existen caminos distintos a los recorridos en los campamentos de los hoy desmovilizados grupos guerrilleros del M19, el sector mayoritario del EPL, el PRT y el Quintín Lame.
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