En coautoría con Carolina Jiménez Martín y José Francisco Puello-Socarrás
Los territorios contienen el entramado de relaciones sociales de poder de los modos de vida en momentos históricos específicos. Por tanto, los territorios, o como los denominaba más rigurosamente Fals Borda (2013: 175): los contenedores territoriales, son organismos dinámicos que constantemente están "cambiando en su fisonomía, en su fisiología, en su estructura, su apariencia y sus relaciones" (Santos, 2000: 179). Se trata de espacios vivos (metabólicos) que se hacen y rehacen; se construyen y reconstruyen permanentemente.
Las fuerzas que se despliegan y definen la configuración territorial tienen intensidades y capacidades desiguales y diferenciadas. De ahí que no todas ellas impulsen acontecimientos disruptivos generadores de transformaciones profundas en las dinámicas vigentes dentro de las escenificaciones territoriales existentes.
En Colombia, las dinámicas del conflicto social armado, especialmente sus contradicciones, han sido –seguramente– uno de los dispositivos con mayor capacidad ordenadora de la espacialidad y geografías territoriales en los niveles nacional y local.