El proceso de transnacionalización de la economía colombiana adquirió nuevas dimensiones con la transición del régimen de acumulación basado en la industrialización dirigida por el Estado y la expansión del mercado interno hacia el régimen de acumulación flexible, de financiarización.1 De un proceso que había privilegiado la inversión extranjera directa, inicialmente en el sector primario de la economía, particularmente en la explotación petrolera, se pasó luego –durante la industrialización por sustitución de importaciones– al aumento de dicha inversión también en la industria de bienes de intermedios y de algunos bienes de capital. El capital transnacional controló rápidamente, durante las décadas de 1950 y 1960, las actividades industriales de producción más compleja e impuso una división del trabajo en la que a la capital industrial local le correspondió la "especialización" en la producción de bienes de consumo.