El mandato de Duque se muestra fiel a algunas de las nuevas tácticas de sectores de la derecha transnacional, que han llegado a la posición de gobierno conjugando la demagogia con la mentira y la producción social del miedo, para desde allí adelantar su verdadera función misional. Se apela incluso a una retórica meliflua desde la que se proyecta disposición al diálogo y la conciliación y se hacen llamados al pacto político y social, concebido como adhesión incondicional a los propósitos del gobierno –con la debida y calculada orquestación mediática, así como con la vieja práctica de asignación de roles, para mostrar presuntas diferencias al interior del gobierno, o de éste con el partido y la coalición mayoritaria. Eso sí, siempre salvando la figura del presidente, el elegido a construir el consenso desde la posición del centro–.