El inmenso valor que posee para nuestro país la posibilidad de transitar en forma definitiva el camino de una solución política al conflicto social y armado, abierta con los diálogos de La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP y gracias al muy probable inicio de negociaciones con el ELN, solamente es comprensible a través de la aprehensión crítica de los resultados que brinda la muy rica investigación histórica y el diálogo con otras disciplinas de las ciencias sociales.
En el contexto de las negociaciones de La Habana se han reabierto las discusiones acerca de los orígenes del conflicto, de sus causas múltiples, de su duración y persistencia, así como de los impactos producidos sobre la población y la sociedad en su conjunto. Estos últimos han adquirido particular relevancia, teniendo en cuenta que la larga contienda ha ocasionado un incontable número de víctimas, en su inmensa mayoría provenientes de las clases subalternas y de los sectores pobres y marginados del país, y ha afectado sus múltiples procesos organizativos políticos, económicos y socioculturales, limitando o liquidando sus posibilidades de existencia y acción política y social transformadora. Ello ha derivado en la necesidad tanto del esclarecimiento de la verdad y la determinación de las responsabilidades, como de definir y aproximar condiciones que permitan el trámite del conflicto en el escenario único de la política, como aspectos que, de manera esencial, pueden contribuir a sentar las bases para un escenario de paz estable y duradera. La respuesta a semejante exigencia sólo es posible con el retorno a la historia.