Este texto tiene el propósito de ofrecer elementos de análisis para comprender la discusión provocada por el gobierno de Iván Duque sobre el papel de Cuba como país Garante del proceso de paz y de la implementación del Acuerdo Final, y la posición asumida por el gobierno de ese país respecto de su continuidad en ese rol.
A través de una declaración leída el 9 de julio por el Viceministro de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra Díaz, en La Habana, y por su embajador en Colombia, José Luis Ponce, en la reunión de la CSIVI del mismo día en Bogotá, el gobierno de Cuba reafirmó su condición de país Garante, por el momento, de la implementación del Acuerdo de paz en Colombia[1]. Se trata de un acto de grandeza y generosidad del gobierno cubano, que ha sido valorado por muy amplios sectores de la sociedad colombiana comprometidos con la implementación del Acuerdo de paz firmado con las FARC-EP e interesados en la perspectiva de la búsqueda de una solución política con las organizaciones que aún se encuentran en alzamiento armado, especialmente con el ELN. Y también, por la comunidad internacional, Estados, instituciones y organizaciones, que han acompañado y contribuido con sus esfuerzos a abrir el difícil camino de la construcción de la paz en Colombia.