A más de un lustro del inicio de la crisis capitalista mundial, desatada por la crisis hipotecaria en Estados Unidos en 2007, no hay certeza de que ésta se haya superado plenamente y que nos encontremos frente a la perspectiva de una fase de expansión capitalista estable y generalizada. Las tendencias geográficas desiguales han sido uno de los rasgos de la crisis. Si ésta no ha sido más intensa y profunda de lo que se esperaba, ello se explica en buena medida porque el capital encontró desfogues en su propia geografía.