A dos años del inicio del cuatrienio de Juan Manuel Santos se puede afirmar que éste es el gobierno de la prosperidad para pocos. Aunque en el discurso y la retórica presidencial se ha pretendido mostrar la imagen de un mandato comprometido con los pobres y, en particular, con los campesinos y las víctimas de la guerra, la realidad es que –salvo pírricos anuncios de paliativos de asistencia social o de restitución de tierras– la política gubernamental ha sido concebida para mantener y reforzar el régimen de privilegios de los sectores económicos que sustentan el proyecto hegemónico neoliberal que ha imperado en el país a lo largo de las últimas décadas, y especialmente durante los gobiernos de Uribe; desde luego con nuevos énfasis y cambios de acento.