Durante las últimas tres décadas, la economía colombiana ha vivido importantes transformaciones. La estructura económica ha cambiado ostensiblemente, el Estado se ha visto sometido a continuos procedimientos de reforma y se ha implantado un nuevo modelo económico. Tal modelo económico puede considerarse como una respuesta política de las clases dominantes a las tendencias hacia la crisis de un régimen de acumulación basado en la expansión del aparato productivo (principalmente a través de la industrialización) y en el mercado interno. Al mismo tiempo, es expresivo de las transformaciones capitalistas en general, esto es, de la transición hacia una nueva fase de la transnacionalización del capital o de la "globalización capitalista" a escala planetaria.