La problemática en torno a las configuraciones criminales del capitalismo contemporáneo ha ganado en importancia durante los últimos lustros y ha merecido –de manera creciente– el interés de investigadores sociales de las más diversas disciplinas. En el caso colombiano, las expresiones más estructuradas de esta problemática se remontan particularmente a la segunda mitad de la década de 1970. Desde entonces, podría afirmarse, la tendencia del desarrollo capitalista en nuestro país ha estado asociada a la consolidación y al despliegue de las más variadas formas del capitalismo criminal; en especial, a aquellas que se derivan del negocio transnacional de la cocaína. La acumulación de capital en torno a ese negocio se constituyó en una de las claves para la comprensión tanto de los procesos de acumulación en general, como de las configuraciones del régimen político y sociocultural durante las últimas décadas; y, sobre todo, para un entendimiento del actual ciclo de violencia capitalista el país.